Especial. – A lo largo de la historia, los rituales funerarios han sido una forma de rendir homenaje a los fallecidos y reflejar las creencias de cada civilización. Desde las monumentales pirámides egipcias hasta las prácticas funerarias ecológicas del presente, el concepto de la muerte ha cambiado radicalmente, adaptándose a las nuevas sensibilidades y prioridades sociales.
Los grandes monumentos de la antigüedad
El antiguo Egipto es uno de los ejemplos más emblemáticos de la dedicación a los rituales funerarios. Las pirámides, construidas como tumbas para los faraones, simbolizan la búsqueda de la eternidad. Estas estructuras, además de ser arquitecturas grandiosas, revelan la importancia de la vida después de la muerte para esta civilización. La construcción de estas pirámides requería la movilización de enormes recursos y reflejaba una creencia profunda en la inmortalidad y el más allá.
«Las pirámides son un testimonio tangible de cómo las antiguas culturas trataban la muerte con reverencia y grandiosidad», explica el arqueólogo experto en Egipto, Omar Amed. «Este enfoque contrasta profundamente con las tendencias actuales que priorizan la simplicidad y la sostenibilidad».