Una nueva teoría sugiere que el Homo naledi, un homínido de pequeño cerebro extinto hace 300.000 años, practicaba rituales funerarios y tallaba símbolos.
Una especie extinta con comportamientos complejos
El Homo naledi, una especie humana desaparecida, pudo haber enterrado intencionalmente a sus muertos y creado símbolos grabados en roca, según estudios recientes. Esta conclusión, desarrollada por el equipo del paleoantropólogo Lee Berger, se basa en hallazgos en el sistema de cuevas Rising Star, al noroeste de Johannesburgo, Sudáfrica.
Los investigadores aseguran que esta práctica se realizó hace 300.000 años, adelantando por al menos 100.000 años los registros de entierros humanos. Este descubrimiento contradice la creencia de que solo el Homo sapiens y los neandertales tenían comportamientos simbólicos.
El hallazgo más antiguo de entierros humanos
En tres estudios publicados en BioRxiv, se detallan dos fosas ovaladas con restos óseos descompuestos en su interior, lo que sugiere un entierro deliberado. Uno de ellos contenía una herramienta lítica asociada a los huesos de la mano, lo que los expertos interpretan como una posible ofrenda funeraria.
Además, cerca de los entierros se descubrieron grabados abstractos en las paredes, aparentemente modificados con el tiempo, lo que sugiere una intención simbólica prolongada.
Una especie misteriosa con capacidades insospechadas
Los restos del Homo naledi se descubrieron en 2013. Se han identificado más de 1.500 fragmentos óseos, correspondientes a al menos 18 individuos de distintas edades. Esta especie era bípedo, medía alrededor de 1,5 metros y pesaba 45 kilos.
Aunque su cerebro tenía menos de 600 cc —muy por debajo del humano moderno— sus manos eran hábiles y su comportamiento parece haber sido sofisticado. En 2017, Berger ya había sugerido que el H. naledi tenía prácticas funerarias intencionales.
¿El tamaño del cerebro importa?
Los hallazgos desafían la teoría de que solo los cerebros grandes permiten el pensamiento simbólico y ritual. El cerebro humano moderno alcanza los 1.500 cc, mientras que el del H. naledi tenía menos de la mitad.
Si se confirma que esta especie practicaba rituales funerarios y creaba símbolos, se derrumbaría una de las creencias más arraigadas sobre la evolución de la cognición.
La controversia científica continúa
Expertos independientes cuestionan la validez de la hipótesis. Antropólogos como Miguel Petraglia, María Martinón-Torres y Nicole Boivin señalan que aún no hay evidencia suficiente para afirmar que el H. naledi enterraba a sus muertos.
Según un artículo en The Conversation, los hallazgos no cumplen con los estándares de prueba establecidos por la comunidad científica para considerar entierros intencionados.
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